El pasado sábado 14 de junio decenas de miles de personas inundaron las calles de Seúl. El objetivo: celebrar el Festival Cultural Queer de Seúl, el mayor evento LGTBIQ+ de Corea del Sur. Bajo el lema “¡Nunca pararemos!”, la manifestación coincidió con la reciente elección de un presidente liberal. Un nuevo episodio en la política coreana tras la crisis de la Ley Marcial y la destitución del anterior mandatario. ¡Te contamos más en Con K de Kpop!
Una semilla de orgullo plantada en tiempos difíciles
Hace 25 años, la idea de salir a la calle para celebrar abiertamente la diversidad sexual y de género era casi impensable en Corea del Sur. Sin embargo, en el año 2000, un pequeño grupo de alrededor de 50 personas se reunió en Daehangno. Fue allí, en este barrio universitario de Seúl, donde nació el primer Festival Cultural Queer del país. En aquel entonces, la sociedad coreana era mucho más conservadora y la visibilidad LGTBIQ+ era prácticamente inexistente. Esto hizo que los valientes participantes enfrentaran miradas de rechazo, insultos y el miedo a quedar señalados de por vida.

A pesar de este difícil inicio, esa marcha fue una semilla que fue creciendo gracias al coraje de quienes se negaron a permanecer en silencio. Así, año tras año el festival fue ganando visibilidad y fuerza, convirtiéndose en un espacio seguro para que las personas pudieran expresarse libremente y encontrar una comunidad.
No obstante, el crecimiento del festival no fue fácil. En sus primeros años, los eventos se realizaban en espacios poco visibles, con poca cobertura mediática y sin el apoyo oficial. Pese a ello, la comunidad LGTBIQ+ siguió organizando desfiles, proyecciones de cine y actividades culturales que poco a poco fueron atrayendo a más personas.
La Plaza de Seúl: un símbolo de lucha, orgullo y esperanza
En 2013, el festival dio un salto significativo al pasar a celebrarse en Hongdae. En esta vibrante y artística zona de Seúl más de 10.000 personas participaron en el desfile. Un año más tarde, en 2014, el festival se trasladó a Sinchon. Allí contó por primera vez con el apoyo de embajadas internacionales y organizaciones de derechos humanos, lo que reforzó su legitimidad y alcance. Eso sí, no exenta de insultos y ataques por parte de sectores religiosos y conservadores que hicieron peligrar la celebración del desfile en 2015 con un intento de bloqueo administrativo.
Ante la imposibilidad de reservar otros espacios, el festival se trasladó a la Plaza de Seúl, frente al Ayuntamiento de la ciudad. Un lugar emblemático para la sociedad coreana y conocido por ser escenario de importantes movilizaciones ciudadanas. La decisión de elegir este espacio fue, por tanto, arriesgada, pero también un acto de valentía y determinación.

La policía local impuso reglas que favorecían a los grupos opositores, generando largas colas y tensiones. Sin embargo, los organizadores y activistas transformaron la espera en una protesta pacífica. Con ello, querían demostrar al mundo que la lucha por los derechos LGTBIQ+ es también una lucha por el derecho a ocupar el espacio público.
Desde entonces, la Plaza de Seúl se ha convertido en el corazón del festival. Un lugar donde cada año miles de personas se reúnen para celebrar la diversidad, exigir igualdad y compartir historias de vida, amor y resiliencia.
Un nuevo capítulo social y político
La pandemia de la COVID-19 también se convirtió en otro obstáculo que amenazó con poner punto y final al Festival Cultural Queer de Seúl. Pese a ello, sus organizadores supieron reinventarse una vez más y lanzaron en 2020 el “Desfile Queer Online”. Esta iniciativa permitió a los participantes crear avatares y desfilar virtualmente a través de las redes sociales sin necesidad de acudir en persona. Además, esta experiencia digital no sólo mantuvo viva la llama del festival en tiempos difíciles, sino que también abrió nuevas formas de conectar y visibilizar la diversidad LGTBIQ+ a nivel global.
Tras todos los desafíos, la edición de este año del festival tiene lugar en un contexto de grandes cambios para Corea del Sur, tras la grave crisis institucional que vivió a finales de 2024. El entonces presidente conservador, Yoon Suk Yeol, declaró la Ley marcial el 3 de diciembre, restringiendo derechos fundamentales y suspendiendo la actividad política, lo que provocó una contundente reacción de la Asamblea Nacional y la sociedad civil.
La rápida respuesta parlamentaria, dominada por la oposición, permitió levantar la Ley marcial. Además, apenas un día después, lograron destituir al entonces presidente y emitir una orden de arresto contra él. Este episodio dio pasó a un cambio político de 360 grados en la política coreana que ha culminado ahora con las elecciones del pasado 3 de junio en las que Lee Jae Myung, líder del Partido Demócrata, resultó elegido como nuevo presidente.

Para la comunidad LGTBIQ+, la llegada del liberal a la presidencia representa una oportunidad histórica para avanzar en derechos y reconocimiento, aunque todavía con desafíos debido al gran peso que tienen los sectores conservadores en el país. Así, el Festival Cultural Queer de Seúl no sólo celebra la diversidad, sino que también simboliza la esperanza y el compromiso con una Corea del Sur más inclusiva y justa.
El papel de los artistas de K-pop en la visibilidad LGTBIQ+
En los últimos años, el K-pop ha jugado un papel fundamental en la visibilidad de la comunidad LGTBIQ+ en Corea del Sur. Algunos artistas y grupos han utilizado su plataforma para mostrar apoyo explícito a la diversidad, rompiendo barreras en una industria tradicionalmente conservadora.
Así, idols como Holland, abiertamente gay y pionero en hablar de su orientación sexual, han inspirado a miles de jóvenes coreanos. Otros artistas como Som Hein y MRSHLL, también han compartido abiertamente sus identidades y experiencias, contribuyendo a normalizar la conversación en Corea sobre la diversidad.
Además, varios grupos y solistas de renombre han incorporado mensajes de inclusión en sus videoclips, presentaciones y mensajes de redes sociales. Esta visibilidad no sólo permite a los fans LGTBIQ+ sentirse representados, sino además contribuye a sensibilizar a la sociedad coreana sobre la importancia de respetar. Por ello, el apoyo de estos artistas es un recordatorio de que la cultura pop puede ser una poderosa herramienta para promover el cambio social.











